Nuestra historia
Tierra cocida nació de una forma muy especial y humilde, de una forma inesperada....

Capitulo 1. La rueda
El amor por las materias primas y por la alfareria llevaban conmigo toda la vida, empece a trabajar como docente en la escuela de artesanos de Sevilla desde muy joven, pero mi inquietud y ganas de crear algo diferente me llevaron tomar otro camino y me centré en mi trabajo como alfarero.
Seis meses estuve sin electricidad en mi casa y en el taller, me acostumbré fácilmente a cocinar con gas, lavar la ropa a mano, y trabajar en mi taller de una forma más sencilla y relajada. Para mí fue un reto, y una vivencia que me apetecía vivir durante un tiempo.
Esta situación me llevo a la creación de un torno manual, que funcionase sin cables ni electricidad para poder seguir trabajando.
Cuando volvió la electricidad a casa, ya estaba tan acostumbrado a mi torno manual que sentía que mi trabajo con él todavía no había terminado, sino que debía continuar de una forma distinta…
Y así fue cómo se me ocurrió sacar el torno manual a la calle y comenzar nuevas aventuras, mostrando el oficio al mundo.

Capitulo 2. La calle
Por aquel entonces vivía en Sevilla, y mi primera salida fue para ponerme a hacer platitos en los alrededores de la catedral de la ciudad. Puse en mi mochila, una pella de barro, un tuper para poner agua, un lápiz de madera y un hilo de cortar el barro… con esto, una silla y mi rueda-torno empezó una nueva faceta de mis andanzas con la alfarería.
La verdad es que me costó romper con el reparo que me daba sentarme ahí y ponerme a hacer platos por gusto… pero pronto el apoyo de la gente que se paraba y disfrutaba viéndolo, me hizo darme cuenta de que aquello merecía la pena.
Pero casi un año después, me mudé a Málaga, y allí comencé a hacerlo como modo de vida. Durante la mañana trabajaba en mi taller, y por las tardes me iba al centro de la ciudad, caminando con la rueda y mi mochila, me ponía en algún lugar turístico y hacia platitos para regalárselo a los viandantes y gente que se paraba a observar… y a cambio, me daban una propina.

Capitulo 3. Verónica
Veronica ya formaba parte de mi vida cuando llegé a Málaga. Había trabajado como publicista y docente en el ámbito de la nutrición y la naturopatía y ante todo era una mujer emprendedora y con miles de inquitudes.
Empezó a mover hilos y fué entonces cuando empezamos a participar en eventos y mercados, empezaron las carreras de un sitio a otro, los viajes en furgoneta llenos de cerámica ... y entonces Verónica quedó embarazada, lo cual nos hizo replantearnos todo de nuevo. Intentamos continuar con los mercados pero decidimos que era hora de echar raíces en nuestra ciudad y poder conciliar familia y trabajo.
Nos fuimos a los Montes de Málaga y trabajamos duro para que nuestro negocio pudiera salir a flote, nos asentamos en el market del Muelle Uno de Málaga y poquito a poco pudimos ir creciendo. Nuestras ganas de crear algo más que una empresa nos llevo a darle forma a Espacio Tierra, un espacio de comunidad, dónde desarrollar el trabajo con la cerámica, la comida sana y el contacto con la naturaleza.
Capitulo 4. La familia sigue creciendo
