Porque la vida puede oler a bizcocho recién horneado, hoy os traemos una receta fácil, casera y más saludable que la versión tradicional. Un bizcocho de chocolate esponjoso, con ingredientes sencillos y un pequeño gesto que lo hace especial: rallar el chocolate con nuestro plato rallador de cerámica para conseguir virutas finas que se funden de maravilla en la masa.
Ingredientes
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150 g de harina integral de trigo o espelta
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40 g de cacao puro en polvo sin azúcar
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70 g de chocolate negro (mínimo 70%)
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2 huevos
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80 g de yogur natural o griego sin azúcar
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60 ml de aceite de oliva suave o de coco
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80 g de azúcar de caña, panela o miel
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1 cucharadita de levadura en polvo
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1 pizca de sal
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1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
Preparación paso a paso
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Precalienta el horno a 180 °C y engrasa un molde redondo o rectangular.
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Ralla el chocolate con tu plato rallador de cerámica Chocolate. Verás cómo se deshace en virutas finas y aromáticas, sin esfuerzo ni cuchillas. Resérvalo.
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En un bol, bate los huevos con el azúcar hasta que la mezcla esté esponjosa.
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Añade el yogur, el aceite y la vainilla. Mezcla bien.
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Incorpora la harina integral tamizada, el cacao en polvo, la levadura y la pizca de sal. Mezcla con movimientos envolventes hasta obtener una masa homogénea.
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Añade las virutas de chocolate rallado y remueve suavemente.
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Vierte la mezcla en el molde y hornea durante 30-35 minutos (pincha con un palillo: debe salir limpio, aunque con un poquito de humedad está perfecto para que quede jugoso).
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Deja enfriar antes de desmoldar… ¡y disfruta en familia!
Tips extra:
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Puedes añadir un puñado de nueces o avellanas para darle un toque crujiente.
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Si prefieres una versión más ligera, sustituye el aceite por puré de plátano maduro.
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Acompáñalo con frutas frescas o yogur natural para un desayuno completo.